La vivienda nueva en España se despereza con calma pero a paso firme. Las familias españolas son cada vez más reducidas, con 2,49 personas por hogar en 2018 frente a las 3,82 de 1970. Por tanto, se necesitan más casas. Una pregunta que cabe en este marco es: ¿se están construyendo las nuevas viviendas de acuerdo a los principios de la casa inteligente? ¿O quizá seguimos construyendo como antes?
Apoyados en la tecnología de conexión y la reducción de los costes de los dispositivos, el mercado del IoT no ha dejado de crecer en los últimos años. Luces inteligentes como las Philips Hue permiten un control total desde el móvil. Pero las casas domotizadas, ¿vienen así de serie? Analizamos qué se tiene en cuenta y preguntamos a una arquitecta para que nos descubra el punto de vista del profesional.
Automatización, ¿desde la fase de construcción?
Las viviendas “inteligentes” no existen formalmente porque, de momento, ninguna casa tiene la capacidad de pensar como lo hacemos nosotros. Lo que sí hacen muy bien es automatizar procesos más o menos sencillos. Es decir, que lo que existe actualmente en el mercado son viviendas con mayor o menor grado de automatización. Y este grado, lo veremos más abajo, es modular.
También tiende a ser modular, o cada vez más modular, la propia construcción. Hace décadas, las ventanas se cortaban y ensamblaban in situ mientras que ahora se fabrican ad hoc en taller.
Robots como Hadrian X (FBR) o impresoras 3D de viviendas como la Apis Cor (arriba) aún están algo lejos de la construcción estándar. La principal barrera para automatizar maquinaria de construcción es su alto coste y (de momento) su baja seguridad. Sin embargo, vehículos autónomos que ya se usan en minas cerradas pronto podrían despachar material en obra.
¿Se tiene en cuenta la domótica en la fase de construcción?
“Depende”, nos contesta R. González, arquitecta técnica y encargada de la calidad de 193 de viviendas de nueva construcción en Madrid, León y Barcelona. “En función del perfil de la vivienda, y su coste, se incluyen ciertas cosas: desde un tubo en previsión al control total, aunque esto último es más raro”.
Cuando le preguntamos qué es lo más básico nos confirma que son los conductos. Estos “siempre se ponen en disposición” porque son muy baratos y el usuario podrá personalizarlos. Además, cuentan con la ventaja de que son “tubos multiuso que no se cierran en banda a ningún sistema. Una no sabe qué tecnología aparecerá el año que viene”.

El mismo tubo que hoy sirve para alimentar una señal de alarma puede valernos mañana si instalamos una cámara y queremos llevar esa señal mediante fibra óptica. “Pero si el inquilino nos lo pide, también instalamos sistemas cerrados de seguridad IoT, cocinas completamente conectadas, y mecanismos automáticos”.
En un ejemplo, R. nos habla de una vivienda adaptada para silla de ruedas. Localizada en un bajo de un municipio madrileño, la puerta se abre de forma automática cuando el dueño se acerca con el mando, sobre el cual introduce un código de cuatro cifras.
“Esa casa la construimos desde cero y se controla del todo con el móvil y dos paneles en cada lado de la vivienda: luces, persianas.., e incluso un pequeño motor que ayuda la puerta del frigo” ya que “no es nada fácil vencer el vacío si no tienes fuerza en las manos, y en este caso concreto adaptamos la vivienda a una enfermedad degenerativa”. En diferentes grados de automatización o inteligencia, la domótica lo que busca es hacer más fácil la vida dentro de la vivienda.
Modularidad, la gran ventaja de la domótica
Cuando preguntamos a R. sobre qué es lo que más piden los futuros inquilinos, nos confirma que la seguridad es un factor demandado justo tras la climatización y las luces. “La ventaja de la domótica y las viviendas inteligentes es que tú eliges qué partes quieres que permanezcan estúpidas”, bromea. Las soluciones del mercado son modulares y, además, “trabajan sobre la tecnología ya existente”.
R. nos dice que, en el caso de que su promotora no ofreciera servicios de adaptación de viviendas en la fase de obra, el inquilino no tendría problema en el futuro. De hecho, muchos piden de forma específica que no se automatice nada porque prefieren ir modificando ellos mismos la casa una vez vivan en ella.
“Piensa en una puerta de garaje automatizada o en un sistema de luces controlable por aplicación […], las ventajas de estos sistemas es que pueden instalarse después de que la casa haya sido construida”.
Cualquier inquilino puede hoy acudir a una tienda e invertir en bombillas inteligentes como las Philips Hue sin necesidad de adaptar su vivienda, algo que según R. “ha facilitado mucho la inversión en domótica que hemos visto en los últimos años”. Dicho de otro modo, cada inquilino puede elegir en qué tipo de domótica invertir, y cuándo.
Luces, climatización, seguridad y control por voz
Si preguntamos sobre esto último, lo primero en lo que invierten los usuarios es “en luces y climatización, por el tema de ahorro a futuro”. Si desde el inicio la vivienda consume poco, podrás hacer frente a otro tipo de domótica más adelante. Apostar por luces inteligentes de bajo consumo controlables mediante el móvil, como las mencionadas, supone una inversión.
Pero también hay una vertiente de la domótica que tiene que ver con la customización del espacio. Es decir, configurarlo de forma específica para conseguir un efecto determinado. Es lo que ocurre con la integración entre Philips Hue y Razer Chroma. En su búsqueda de entornos inmersivos para gamers, esta combinación nos brinda la oportunidad de modular la iluminación Hue para sintonizar su comportamiento con nuestras experiencia de juego, pero también con otro tipo de ocio digital.
Algo que también es muy demandado son los sistemas de seguridad. “Al menos la mitad de los compradores nos preguntan por ellos” porque, al parecer, hay poca información al respecto. “Cuando les explicas cómo funcionan y la facilidad con la que se instalan, muchos optan por invertir algo después […]. Lógico, porque se acaban de meter en una casa”.
Por último están los altavoces inteligentes. R. nos dice que no trabajan con ellos no porque sean demasiado nuevos, sino porque al ser compatibles con soluciones que sí instalan pero opcionales, los inquilinos suelen invertir en ellos más adelante. “El altavoz es una ampliación del móvil: muy útil pero de momento prescindible”, afirma.
Como curiosidad, R. nos comenta que muchas veces han tenido que contratar WiFi en las viviendas para dejarlo todo listo para la entrada. Así, considera que se está produciendo “un cambio en el sector, una necesidad de la domótica que se añade al agua o la luz”. Lentamente, la domótica se tiene cada vez más en cuenta en obra nueva. Pero donde tiene su gran marco de adaptación es en las viviendas ya existentes.
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